Los cinco municipios están estudiando las patologías de sus baluartes y enviarán los informes a la Junta.
La unión hace la fuerza. O lo que es lo mismo: cinco cuentan más que uno. A esta premisa se agarran los ayuntamientos de Cáceres, Plasencia, Coria, Trujillo y Alcántara para tratar de alcanzar un mismo objetivo: obtener dinero con el que restaurar sus murallas.
Los técnicos en materia de Urbanismo y Patrimonio de los cinco gobiernos locales tienen desde hace varias semanas un mismo encargo. La misión es escudriñar el baluarte, buscar grietas, humedades, restos de desplomes, tramos especialmente dañados. Y reflejar todo eso en un informe. Lo hacen a instancias de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, que entiende que hay más posibilidades de lograr fondos presentando un proyecto regional que no llevando ante el Gobierno central cinco peticiones individuales. O sea, la suma de voluntades para dar mayor cuerpo a una aspiración que no es nueva. En los cinco casos, la muralla está en el punto de mira de sus alcaldes desde hace tiempo.
«Lo que le hace falta a la nuestra no se arregla ni en un año ni en dos», resume Luis Mario Muñoz, alcalde de Alcántara, en una afirmación que a buen seguro firmarían sus compañeros. «Para toda la muralla necesitaríamos varios millones de euros, no sabría precisan cuántos, pero varios, con seguridad», apunta Julio Bravo, concejal de Cultura en Trujillo. «La inversión que necesitaríamos es grande», avanza José Manuel García Ballestero, alcalde de Coria.
Testimonios coincidentes que ayudan a comprender la hoja de ruta que involucra a los cinco consistorios y a la Consejería de Cultura. El primer paso es que cada uno de esos ayuntamientos elabore un informe en el que detalle las necesidades de sus fortalezas. Algunos de ellos tienen estudios de este tipo redactados desde hace años, pero se trata ahora de presentar una documentación actualizada y ponderada. Esto es, en la que se especifiquen prioridades y el grado de necesidad de cada intervención.
El punto de partida es que todas ellas presentan múltiples patologías, pero en el panorama actual es una quimera aspirar a conseguir el dinero que permitiera dejarlas todas en perfecto estado. Si no se consiguió en los años de bonanza, que el dinero legara ahora es alto improbable. De ahí que el mensaje que ha transmitido el gobierno autonómico a los diferentes responsables locales haya sido el de establecer un orden de prioridades a la hora de detallar qué intervenciones precisa cada muralla. Y a partir de ahí, intentar alcanzar una subvención lo suficientemente amplia como para afrontar lo más urgente.
«Nosotros tenemos un informe elaborado desde hace años, pero se ha quedado obsoleto y conviene actualizarlo; estamos en ello desde hace semanas», detalla Luis Mario Muñoz. «La particularidad de la muralla de Alcántara -añade- es que en su mayor parte es de pizarra, y los daños son más visibles que en la de cantería». Lo que sí la iguala con las otras son los derrumbes.
En Trujillo, de hecho, son una preocupación. Hubo uno en el año 2009 a causa de la lluvia, y según Julio Bravo, concejal de Cultura, «el problema es que no se hizo nada» tras aquel incidente. A finales del año pasado hubo otro desplome, esta vez en un lienzo situado junto a la explanada del castillo, pero éste «sí quedó solucionado», asegura el edil. El arreglo ha costado 50.000 euros, financiados por el gobierno autonómico. En el estudio que el consistorio trujillano remita a la consejería de Cultura, figurará como una de las actuaciones prioritarias precisamente aquel tramo que se vino abajo en el año 2009.
No hay plazos cerrados
Ese y otros puntos, porque sobran. «Trujillo tiene más de dos kilómetros de muralla, y en líneas generales se puede decir que está relativamente bien conservada», comenta el concejal de Cultura. «El objetivo -continúa- es tener un proyecto, aunque sea a largo plazo, pero tendríamos algo concreto para ir trabajando, más aún cuando nosotros estamos muy interesados en entrar en la Red de Ciudades Amuralladas, a la que pertenecen ya Plasencia y Trujillo».
Ni Trujillo ni Alcántara ni el resto de ayuntamientos se han marcado plazos estrictos para tener listos sus informes, más que nada porque la consejería de Cultura no les ha puesto una fecha tope. No obstante, el alcalde de Coria asegura que la intención es enviar el estudio con detalles y prioridades en las próximas semanas, y el de Alcántara adelanta que el horizonte ideal es que la Junta tenga los cinco sobre su mesa antes de que acaba el invierno.
Cuando eso ocurra, lo que hará la consejería será ejercer de portavoz o intermediaria ante el Ministerio de Cultura. El objetivo es encontrar dinero, de ahí que gran parte del trabajo pase por indagar qué vías de financiación pública se pueden adaptar mejor a las particularidades de la petición extremeña.
A su favor en esta aspiración está el hecho de que las murallas, en tanto que integran recintos históricos, tienen la consideración de Bien de Interés Cultural, una catalogación que hace que la responsabilidad sobre su conservación trascienda el ámbito local. De hecho, entre los implicados en el proyecto hay quien cree que la solución acabará estando en las manos de Patrimonio Nacional. Por ahí, de hecho, se están moviendo las gestiones.
La cuestión ocupa un lugar preponderante entre las preocupaciones de los cinco alcaldes, entre otras razones porque tras el arreglo de la muralla hay proyecto turísticos. Plasencia lleva más de un año embarcada en una iniciativa concebida para añadir argumentos con los que seducir a sus numerosos visitantes. Es la apertura al público de la barbacana, que una vez sea apta para dar un paseo, ofrecerá una visión de la ciudad hasta ahora desconocida.
En los últimos años, la muralla de la ciudad ha sufrido algún que otro incidente, que se ha ido solucionando de forma puntual. Pero el baluarte en su conjunto sigue pendiente de una actuación integral. Como Cáceres, tiene un plan director de la muralla, pero a día de hoy, a ese documento le faltan datos. Se gestó la creación de un equipo multidisciplinar que elaborara ese estudio, y la comisión redactora aprobó en 2010 documentar el trabajo con imágenes en tres dimensiones, pero en la actualidad, esas imágenes no existen.
En el caso placentino se da la particularidad de que su baluarte tiene tramos muy diferenciados entre sí, al margen de otras dificultades, como las numerosas casas adosadas a la piedra, algunas de ellas, además, en estado de semiabandono. Es un problema antiguo, y en los últimos años se han dado algunos pasos importantes, pero aún queda trabajo.
En este punto, el de los estudios sobre la muralla, quien lleva la delantera de forma clara es Cáceres. En el año 2008, un equipo formado por 18 especialistas de distintas disciplinas (topógrafos, historiadores y arqueólogos, entre otros) realizó una radiografía detallada de la muralla, en la que también participaron el Intromac (Instituto Tecnológico de Rocas Ornamentales y Materiales de Construcción), la Universidad de Extremadura y el Centro Superior de Investigaciones Científicas. Emplearon tecnología láser para hacer dibujos planimétricos, y la conclusión fue que la muralla cacereña presentaba más de mil patologías y su estado era altamente deficiente.
Fuente: Diario Hoy