Alcántara
una de las maravillas del mundo

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Situada en pleno corazón del barrio judío se levanta este edificio del que asegura Pedro Barrantes Madonado fue "Sinagoga". Con toda probabilidad la comunidad hebrea se asentó en este entorno, en las angostas y empinadas calles Pacheco, Balconcito, Soledad..., todas ellas de sabor popular, con un trazado irregular pero con una arquitectura que muestra gran uniformidad.{phocagallery view=category|categoryid=4|imageid=42|float=right}

Con la Reconquista, las zonas con menor densidad de población se verán favorecidas por la política de repoblación, esto entre otras cosas motivó que en 1489, esta comunidad se convirtiera en Aljama, por lo que debemos suponer que la población judía de la Villa de Alcántara llegó a ser bastante considerable.

Tras el edicto de expulsión de 1492, la mayoría de los judíos se refugian en Portugal, dejando atrás el edificio su etapa como sinagoga, pasando al culto cristiano.

Hasta hace poco tiempo perduró en el edificio una inscripción hebraica con la siguiente leyenda:

"Hizo esta magnificiencia (o preciosidad) Don Mosé Lerma / hijo de (¿) el honrado Rabí Ishaq Lerma (¿) - descanse en el Edén- en el año (expresado por la palabra) Hinnam (= 95, e. d. 1335)".

Probablemente, el primitivo edificio fue construido en el siglo XIV. En la Visita de 1618 se la nombra como Ermita de Nuestra Señora de la Misericordia.

El alzado actual es del siglo XVIII, de planta rectangular con una sola nave dividida en tres tramos, la cabecera está cubierta con una cúpula con linterna, en el muro del lado del evangelio se localiza un ábside cegado hasta hace unos años, con unas bellas pinturas murales que representan símbolos pasionistas.

Destaca también el espacio utilizado como sacristía, de planta rectangular y en la que pueden apreciarse sencillas ménsulas molduradas, una cúpula de extraordinaria factura, y decoración mural policromada en relieve de estilo rococó, con una inscripción que dice: "SE COLOCO ESTA IMAGEN A DEVOCIÓN DE BERNARDO ERNÁNDES, SANTIBANEZ Y SU MUJER CATALINA PEREZ SEBILLA AÑO DE 1783".

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Ilustre linaje procedente de la vecina Portugal que se asienta desde antiguo en Extremadura, aunque no sabemos con exactitud cuándo lo hicieron en Alcántara.

Las inscripciones sepulcrales de la Iglesia de Santa María de Almocóvar dan muestra de esta noble familia.

Barrantes Maldonado documenta el asentamiento de dicha familia en Alcántara hacia 1383 con la llegada del Maestre Martín Yánez de la Barbuda.

En su fachada principal destaca su gran portada de silería granítica y su escudo de armas: en plata, dos calderas, jironadas de oro y gules, gringoladas con dos cabezas de sierpe en cada asa, puestas en palo.

 

Kantara -as- Saif, es una de las maravillas del mundo. Es una fortaleza construida sobre un puente, su población habita esta fortaleza donde se haya al abrigo de todo peligro pues no puede atacarse más que del lado de la puerta.

Al-Idrisi (Geógrafo árabe del s.XII)

 

La situación estratégica y el paso obligado sobre el Tajo, dan sentido a la construcción defensiva. Se distinguen claramente dos fortificaciones: la "alcazaba" arabe y el recinto amurallado de época moderna.

Probablemente la alcazaba musulmana envolvería el antiguo caserío y el Alcázar, residencia de las dignidades. La fábrica de la obra es de mampostería de pizarra, de la que quedan algunas torres y lienzos de muralla.

Tras la Reconquista, los caballeros de la orden se asientan en el antiguo alcázar. En el siglo XV el maestre Gutierre de Sotomayor reforma y amplía el recinto amurallado.

Los constantes enfrentamientos bélicos con Portugal determinan la construcción del nuevo recinto amurallado en el siglo XVII con distintos baluartes, reductos y revellines dotándosele de taludes. El material utilizado sigue siendo la mampostería de pizarra reforzando los ángulos con sillería de pizarra reforzando los ángulos con sillería de granito. La técnica constructiva responde a las necesidades estratégicas y defensivas de la época moderna, debido a los avances en la artillería.

Recinto abaluartado

Actualmente la muralla se encuentra en desigual estado de conservación, destacando la zona sur.

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A finales del siglo XIX el Modernismo se comenzó a extender como movimiento artístico por toda la geografía nacional aunque como corriente arquitectónica no se introduciría en Extremadura hasta fechas más tardías.

Las portadas y balcones cerrados son detalles muy cuidados por el arquitecto, para los que se utilizan materiales como el yeso y la forja. Los motivos decorativos predominantes son florales, formas curvas y figuras femeninas. La parte superior de estas casas se remata en algunos casos con balaustrada y otros con terrazas cubiertas sobresaliendo en sus tejados claraboyas y airosas chimeneas.

Los promotores de estas obras fueron la burguesía local, edificando en zonas de nuevas expansión.

Los ejemplos más destacados de este estilo son las casas nº 35, 45, y 46 de la calle Cuatro Calles y los números 8 y 9 de la calle Llanada.

El inmueble nº 46 fue edificado sobre el solar que en 1850 la cartografía de Coello identificaba con la ermita de San Francisco Javier.

Las Crónicas de Torres Tapias recogen que la Villa fue conquistada definitivamente a los musulmanes el 17 de enero de 1213, festividad de San Antón Abad; en honor a este santo se erigió esta ermita.

Formaba parte de una antigua enfermería que era atendida por la Orden Franciscana. En la actualidad es una vivienda particular, aunque conserva algunas dependencias conventuales.

Barrantes Maldonado, en el siglo XVI menciona las rentas de "yerba" de varias dehesas a favor de la ermita de San Antón.

La portada, adornada por el escudo franciscano que representa las cinco llagas de Cristo circundadas por el cordón de esta orden, está rematado por la corona real de Enrique IV.

Consta de una sola nave y una sacristía. La obra es de construcción sencilla con arcos de medio punto y bóvedas de arista.

Del arte mobiliar se pueden destacar dos tallas, un San Antonio de Padua y un Cristo de la escuela castellana.

inaje asentado en Alcántara, fueron militares de profesión y Regidores Perpetuos de la Villa. Por los servicios que prestaron a Felipe V durante la Guerra de Sucesión les fue concedido el privilegio de hidalguía el 21 de enero de 1714.

La casa fue construida por la familia Vélez Suárez en el siglo XVII; presenta una sencilla fachada en la que sobresale el escudo de armas, ornamentado por un yelmo con visera y rejilla, símbolo de hidalguía.

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Los Cabrera, ilustre familia extremeña con casa solar en Alcántara a los que se les concedió el Vizcondado de Torre de Albarragena durante el reinado de carlos II.

Su planta se organiza en torno a un patio con tres lados porticados con arquería de medio punto soportada por columnas de granito de fuste cilíndrico, cubriéndose las galerías mediante bóvedas de arista.

Exteriormente, los huecos todos adintelados se disponen según cinco verticales, enfatizándose el central, que corresponde a la puerta principal, mediante una portada de granito en la que jambas y dintel se ornamentan con finas molduras de diseño geométrico. Sobre esta puerta, el balcón principal de mayores dimensiones que los demás, presenta su hueco también recercado en granito con molduras, y flanqueado por sendos escudos ornados con yelmos y lambrequines dentro de unas cartelas recortadas. Los huecos de los demás balcones están también recercados con granito, aunque sin decoración. En planta baja, los huecos originales han sido alterados.

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Aunque no se puede precisr la fecha de su construcción teniendo en cuenta el manuscrito de Barrantes Maldonado, ésta sería muy temprana, pues existe constancia de que "...Sancha Alfonso Fernández Barrantes manda a Santa Ana una pesquera que llaman la Pesga con carga carga de que le digan una misa cada año esto fue en el año 1269 ..."

En este enclave tuvo lugar el famoso asedio portugés que según cuenta la Crónica de la Orden de Alcántara aconteció en el año 1399 "...el Rey de Portugal, hallábase ofendido del Maestre Don Fernán Rodríguez de Villalobos y de los Caballeros de su Orden, y deseando tomar debida venganza se resolvió venir a hacer guerra en su Maestrazgo ... y tomar por armas la Villa de Alcántara cabeza de él ... pusieron su exercito ... donde ahora está la Ermita de Santa Ana ... "

Esta ermita también era el punto de espera de los Caballeros de la Orden para recibir a sus difunto que hubieran fallecido fuera de la Villa, como consta en las Definiciones de la Orden de Alcántara.

Ya en el siglo XVII se tiene constancia de que los Vizcondes de Torre de Albarregena eran sus patronos.

Santa Ana daba el nombre a una plazuela que comunicaba directamente con la calle Parras como aparece en un plano de Coello(1874) y según referencias de Pascual Madoz de esta misma epoca.

Actualmente esta pequeña joya está en ruinas, sirviendo de corral. Solo permanece en pie uno de los muros hastiales construdo con mampostería de pizarra. Constaba de tres naves separadas por arcos formeros en cuyas dovelas todavía se conservan restos de pinturas, dichos arcos apoyaban sobre cimacios ubicados sobre pilares octogonales un tanto achaparrados. La portada de su fachada principal presenta un arco apuntado de granito enmarcado por un álfiz. En su interior, el acceso hacia el presbiterio se realizaba mediante un arco apuntado granítico cegado en la actualidad.

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En este mismo lugar nació en 1499 Juan Garabito Vilela de Sananbria, el que tras su ingreso en la Orden Franciscana sería conocido como Fray Pedro de Alcántara.

Fue reformador de su Orden y tan dado a la penitencia, que de él dijo Santa Teresa de Jesus que por su extremada flaqueza parecía hecho de "raices de arbustos". Fue beatificado por Gregorio XV en 1622, y canonizado por Clemente IX en 1669.

Sus escritos destacan por su sobriedad, sencillez y ascetismo, fiel reflejo de su personalidad. El "Tratado de la oración y de la meditación" escrito en 1532 es el más significativo de ellos.

En honor al que sin duda es el personaje más ilustre de la historia alcantarina se erigió este tempo a mediados del siglo XVII, coincidiendo con su beatificación.

La construcción del tempo fue sufragada por el pueblo. En 1673 se nombra una comisión presidida por el Marqués de Torreorgaz para pedir limosnas con el fin de erigir el tempo. La iglesia de una sola nave, con tres tramos está cubierta con bóvedas de cañón con lunetos y reforzadas por arcos fajones, estando la cabecera cerrada por una bóveda hemisférica sobre pechinas. De su interior destacan dos retablos barrocos, el del altar mayor y el del lado del evangelio que se corresponde con la capilla natalicia construida sobre la habitación donde nació el Santo.

En la fachada principal, de sobrio estilo barroco, la portada se abre con un arco de medio punto, flanqueadas por columnas toscanas de alto pedestal. Encima, una hornacina, encuadrada por pilastras, aloja a San Pedro de Alcántara. Remata el paramento una sencilla cornisa, decorada con un friso de triglifos y metopas.

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Esta ermita perteneció al Convento de las Franciscanas Terciarias. Actualmente es la única dependencia de uso público.

El convento, hoy vivienda particular, contó con pocas rentas y nunca llegó a completar el número máximo de religiosas que podía albergar. La abadesa Doña María de Perero fue uno de los personajes más ilustres de esta Orden, y se encuentra enterrada a los pies del altar como atestigua la lauda sepulcral de mediados del siglo XVII.

Construida en mampostería de pizarra, destaca su portada de medio punto de sillería granítica coronada por una hornacina que alberga la imagen de Nuestra Señora de los Remedios. Bajo la cal se intuye un sencillo esgrafiado.

Consta de una sola nave de tres tramos, con un magnífco retablo barroco sin policromar con cuatro pequeñas tallas, sobresaliendo por su buena factura las de San Joaquin y Santa Ana, atribuidas a la familia Paz.

A los pies de la nave de acceso, se abre la capilla lateral donde se encuentra el sepulcro de Don Fabián Antonio de la Cabrera, con la imagen de bulto redondo en posición orante.

Este convento aparece citado en un Censo de 1550.

El patronazgo del edificio lo ostentaba la familia Bootello, siendo el poseedor de su mayorazgo quien administraba sus rentas. En el siglo XIX con las diferentes desamortizaciones, pierde sus rentas y su función caritativa.

El Hospital, de grandes dimensiones, estaba construido en mampostería de pizarra y sillería de granito, distribuido entorno a un patio central porticado, sobre columnas de granito de diversos órdenes un tanto achaparradas. La fachada actual pertenece a la última remodelación de mediados del siglo XIX, como nos indican las fechas que aparecen en su forja.

En la calle Piedad se abre la protada de la capilla ejecutada por el gran escultor Guillen Ferrant. COnstruida en el siglo XVI, es un buen ejemplo de la arquitectura renacentista, su vano de medio punto está flanqueado por dos medallones con bustos en altorrelieve en sus enjutas. El conjunto lo remata una hornacina con la imagen, en terracota, de Nuestra Señora de la Piedad. En los pedestales donde descansan las columnas hay dos inscripciones en las que se puede leer:

 

"Tu ilustre ciencia, tu salud y tus hechos perseveran..."

"Señor, tu misericordia, tus buenos hechos y tu cautela nos confunden..."

"A Honor del Sr. De Sande..."

"Ese retablo y capilla mando hacer el Sr. Bootello de Oviedo..."

 

En el interior de la capilla destaca su bóveda de crucería nervada ejecutada por Gaspar López el Viejo. El retablo hoy día desaparecido, fue tallado por Gillen Ferrant y pintado por el flamenco Juan Flores.

La Orden de San Julián del Pereiro fundada en 1176 en tierras portuguesas, pasa a denominarse Orden Militar de Alcántara tras el acuerdo de 1218.

Los freyres alcantarinos, mitad monjes mitad soldados, adoptaron la regla del Císter. ALgunas de sus dignidades fueron: Maestre, Prior, Comendador Mayor, Clavero y Sacristan Mayor. La Orden de Alcántara desempeñó un importante papel durantela Reconquista, época dn la que fué anexionando extensos territorios que le proporcionaron una relevante posición económica y militar.

Tras la conquista definitiva de Alcántara ocuparon el castillo. A finales del siglo XV se trasladaron a un convento en las afueras de la Villa hasta la construcción de este Conventual que será su emplazamiento definitivo.

Durante el reinado de los Reyes Católicos se inician las obras, perteneciendo a esta época el claustro, de traza gótica y planta cuadrangular, cubierto con bóvedas de crucería. Por él se accede a la Capilla de Villasayas utilizada como Sala Capitular, al refectorio y otras dependencias.

La iglesia, inconclusa, dedicada a la inmaculada Concepción es de trazas renacentistas. Consta de tres naves con bóvedas de crucería nervada. Dos escudos de Carlos V presiden la nave central, las laterales se corresponden con las capillas de los Comendadores Diego de Santillán y Nicolás de Ovando. En el lado de la epístola se abre la Capilla del Comendador de Piedrabuena, Frey Antonio Bravo de Jerez y, en el lado del evangelio, la sacristía con su original escalera de caracol.

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A comienzos del siglo XVI se concede el Real Privilegio para la construcción del nuevo edificio que será casa matriz y sede de la Orden de Alcántara. el periodo de duración de las obras abarca desde 1505 hasta 1574, sucediendose en la dirección diversos arquitectos entre los que se encuentran Pedro de Larrea, al que corresponde la construcción dentro del gótico final del claustro y algunas dependencias que le rodean. Pedro de Ybarra, que trabaja en la 2º mitad del siglo XVI, y dentro de la estética plateresca, realiza la iglesia y la hospedería.

La belleza del edificio se aprecia en la fachada oriental donde se levanta, a la izquierda, la cabecera del templo con tres ábsides, poligonal el de la capilla mayor con las armas de Carlos V, y semicirculares los ábsides laterales que se corresponden con las capillas de Frey Nicolás de Ovando y Frey Diego de Santillán.

A la derecha se abre la llamada Galería de Carlos V, magnifico ejemplo del renacimiento español, que perteneció a la hospedería del convento. Estructura dividida en tres pisos y flanqueada por dos torres cilíndricas, una con el escudo de Carlos V con casquete esférico de reminiscencias góticas, y la otra torre de Felipe II, con Flamero renacentista, que ostenta el escudo de este rey.

Entre los ábsides y la galería se abre una ventana gótica con mainel que se corresponde con la Capilla del comendador de Villasayas, utilizada como Sala Capitular.

En el espacio que fue antigua huerta del convento se construyó un auditorio que sirve como marco al Festival de Teatro Clásico de Alcántara.