Aunque no se puede precisr la fecha de su construcción teniendo en cuenta el manuscrito de Barrantes Maldonado, ésta sería muy temprana, pues existe constancia de que "...Sancha Alfonso Fernández Barrantes manda a Santa Ana una pesquera que llaman la Pesga con carga carga de que le digan una misa cada año esto fue en el año 1269 ..."
En este enclave tuvo lugar el famoso asedio portugés que según cuenta la Crónica de la Orden de Alcántara aconteció en el año 1399 "...el Rey de Portugal, hallábase ofendido del Maestre Don Fernán Rodríguez de Villalobos y de los Caballeros de su Orden, y deseando tomar debida venganza se resolvió venir a hacer guerra en su Maestrazgo ... y tomar por armas la Villa de Alcántara cabeza de él ... pusieron su exercito ... donde ahora está la Ermita de Santa Ana ... "
Esta ermita también era el punto de espera de los Caballeros de la Orden para recibir a sus difunto que hubieran fallecido fuera de la Villa, como consta en las Definiciones de la Orden de Alcántara.
Ya en el siglo XVII se tiene constancia de que los Vizcondes de Torre de Albarregena eran sus patronos.
Santa Ana daba el nombre a una plazuela que comunicaba directamente con la calle Parras como aparece en un plano de Coello(1874) y según referencias de Pascual Madoz de esta misma epoca.
Actualmente esta pequeña joya está en ruinas, sirviendo de corral. Solo permanece en pie uno de los muros hastiales construdo con mampostería de pizarra. Constaba de tres naves separadas por arcos formeros en cuyas dovelas todavía se conservan restos de pinturas, dichos arcos apoyaban sobre cimacios ubicados sobre pilares octogonales un tanto achaparrados. La portada de su fachada principal presenta un arco apuntado de granito enmarcado por un álfiz. En su interior, el acceso hacia el presbiterio se realizaba mediante un arco apuntado granítico cegado en la actualidad.
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